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3/10/2017

“Lo que nos hace verdaderamente únicos es la capacidad creativa para contar de una manera diferente lo que todo el mundo va a contar”: María Arce, expositora del X EpiCdR.

Expositores del X EpiCdR

La periodista argentina, experta en ‘storytelling’, habla sobre narrativas innovadoras para contar el conflicto y diferenciarse en un mundo lleno de información, sobre los límites entre el periodismo y el poder, los formatos multimedia y transmedia, su experiencia como enviada especial en más de 50 países, y qué espera compartir en su ponencia y taller durante el X Encuentro de Periodismo de Investigación.

María Arce es periodista desde los 16 años. Tiene 24 años de experiencia en diferentes medios de comunicación y 18 de ellos en sitios de noticias. Acaba de incorporarse a GFR Media, el grupo de medios más importante de Puerto Rico como Subdirectora Digital. En la “Isla del Encanto” tiene a su cargo las estrategias web, mobile, de video y de redes sociales de ElNuevoDia.com, PrimeraHora.com e Indice.com, los sitios líderes del País.

Fue Directora de Noticias Digitales de Univision en Miami y coordinadora editorial de Clarín.com, el sitio de noticias más grande de Argentina. Trabajó en los canales 13 y TN de Argentina y allí también fue jefa de corresponsalía de la cadena internacional Press TV. Se desempeñó como corresponsal de la Agencia EFE en Buenos Aires y trabajó para los canales TVE y TVG, entre otros medios.

Ganó el Premio de la Fundación Gabriel García Márquez en 2009 por su cobertura de las elecciones presidenciales en EEUU en 2008, que se tradujo en el primer especial multimedia en vivo de la historia. Obtuvo dos veces el Premio Rey de España (2010 y 2015). El primero por ese mismo trabajo, y el segundo por otro multimedia sobre los niños indocumentados que cruzan solos la frontera entre México y EEUU buscando un futuro mejor. Además, obtuvo en el año 2007 un Premio Adepa en Infografía en su país.

Desde el 2012 es fellow del Dart Center for Journalism and Trauma de la Universidad de Columbia de Nueva York. Tiene dos licenciaturas (en Periodismo y en Ciencias de la Información) y tres posgrados. Es Especialista en Comunicación y conflictos armados por la Universidad Complutense de Madrid y Magíster en Periodismo por la Universidad de San Andrés y Columbia. Cursó la Maestría en Defensa Nacional de la Escuela de Defensa Nacional de Argentina. Dicta clases de periodismo digital y ha sido invitada a dar conferencias sobre este tema en España, Colombia, México, Brasil, Estados Unidos y Argentina.

Ha sido enviada a más de 50 destinos a cubrir desastres naturales, tragedias, noticias políticas, económicas, deportivas, sociales, de violencia y narcotráfico. Sus coberturas son siempre multimedia.

Entrevistamos a María, quien en su ponencia hablará de los desafíos del storytelling, y enfocará el seminario a profundidad al storytelling para el posconflicto. Lee esta entrevista.

 

En su trabajo periodístico hay un enfoque hacia temáticas relacionadas con violencia, con sufrimiento humano, con problemáticas sociales ¿El ‘storytelling’ puede ser una herramienta periodística que narre mejor este tipo de historias?

Sin dudas, pero también debe ser abordado de una manera muy cuidadosa, sobre todo cuando el storytelling es preponderantemente visual. El periodista debe ser extremadamente cuidadoso y evitar bajo todo punto de vista revictimizar a quien ha padecido violencia o sufrimientos a través de sus preguntas.

A veces, la “tentación” de lograr un título que genere tráfico en Internet o impacto en otros medios puede llevar al periodista a tratar de indagar más allá de lo prudente. Que una persona acepte ser entrevistada no nos da derecho a preguntar absolutamente todo.

Hay que ser muy prudente porque el solo hecho de hacer una pregunta “inapropiada” puede generar un nuevo trauma en las víctimas.

¿Cómo llegaste a la multimedia y al ‘storytelling’ como método para contar esas historias?

De casualidad. Siempre quise trabajar en TV, pero los diferentes trabajos que fui consiguiendo estaban vinculados a la web. Hasta que un día desembarcaron los videos en el océano digital y ahí pude ver la inmensa oportunidad que se abría. Podíamos combinar todos los formatos disponibles en una cobertura de una manera que ningún otro medio podía hacer y fue amor a segunda vista. Podíamos abordar las historias de una manera única: contando cada aspecto de la noticia o historia a través del formato más adecuado.

Has trabajado como enviada especial desde más de 50 diferentes lugares del mundo, ¿qué impacto ha tenido esto en tu carrera de periodista y en tu concepción de este oficio?

El mayor impacto es lo mucho que me han enriquecido cada una de esas coberturas, incluso aquellas en las que he tenido abordar temas muy difíciles como tragedias o desastres naturales.

He estado en lugares donde nunca imaginé estar, como Soweto o Ayotzinapa. He conocido culturas con las que nunca había tenido contacto. He conocido personas con los variados problemas, de todos los niveles sociales, con todo tipo de educación, con visiones completamente antagónicas y eso me ha dado una apertura mental enorme.

Tener que ponerme en el lugar de otro, desde otro punto de vista, el del extranjero, me ha obligado a dejar de lado todas las suposiciones que pudiera tener y a abrir mi mente para entender a esa persona. Sé que puede sonar evidente, pero la realidad es que son muchas las veces en que no lo hacemos.

En tus historias el testimonio siempre está muy presente, ¿qué tan indispensable piensas que es la inmersión, el trabajo de campo, y la voz de los protagonistas en la narración de las historias?

Es fundamental. La diferencia de una historia contada desde el escritorio de una redacción, a través de llamadas telefónicas, que también se puede hacer, y una historia contada desde el lugar de los hechos es abismal.

He descubierto y contado historias que solo las logré porque estuve en el lugar. La riqueza que da la observación in situ no es reemplazable con nada, ni siquiera con una videollamada. Hay detalles, olores, colores, ruidos, que solo los puedes apreciar estando en el lugar.

Nunca voy a olvidar una tarde, mientras estaba en Ayotzinapa, el ritual de una mamá de uno de los 43 alumnos desaparecidos. Ella es aborigen y le rezaba al sol pidiendo por su hijo. Iba descalza por toda la escuela, con su vestido tradicional, blanco y amarillo, con unos volados y bordados bellísimos. Su pelo lacio y negro como una cascada, atado en una trenza. La piel colorada y llena de arruguitas. Las manos juntas sobre la cara pidiendo, llorando por su hijo. Hablaba muy poco castellano y no tenía respuestas, y aunque lo hubiese hablado a la perfección, tampoco las hubiera tenido. A los chicos se los había tragado la noche. Esa mamá, esa imagen, era el resumen del dolor de todas las madres. Y solo la pude ver porque estuve en el lugar.

Tiene 26 años de experiencia en este oficio ¿Cómo fue el cambio de la prensa escrita, y los medios tradicionales, a la multimedia y transmedia?

Dicho así me hace sentir muy vieja, jaja, pero quiero aclarar que empecé en periodismo siendo adolescente. Para mí fue natural. Fui creciendo en mi profesión a medida que los diferentes formatos y plataformas iban apareciendo y no tuve problema en incorporarlos. Al contrario, cada uno me fue conquistando con sus posibilidades.

Como dije antes, siempre me había gustado la televisión, contar con imágenes. Me parecía algo maravilloso. La máxima expresión del periodismo. Había texto (los guiones), audio (las entrevistas o el off) e imagen. Pero estaban todos juntos, uno dentro de otro, como las mamushkas, y no dejaba de ser un solo contenido, una sola muñeca.

La llegada de internet sacó a las mamushkas del interior y nos permitió apreciar la belleza de cada una de ellas, aunque hay algunas que son muy pequeñitas, como algunos formatos o plataformas, eso no impide que sean tremendamente bellas y adorables.

Lo mismo pasa con los diferentes formatos. Una vez que los desplegamos todos juntos podemos apreciar mucho más su belleza y eso nos permite apreciar aún más la historia o noticia que estamos contando.

 ¿Cuáles cree que son los retos del periodismo en estos tiempos?

La diferenciación. Hoy la información está en todos lados, es un commodity, y lo que nos hace verdaderamente únicos es esa capacidad creativa para contar de una manera diferente lo que todo el mundo va a contar. Salvo que estemos ante una exclusiva, lo más probable es que nuestros contenidos estén –un rato antes o un rato después- en todos los medios, tradicionales o no.

A eso debemos sumar lo difícil que es captar audiencias. Ellas están desperdigadas por todas partes y cada vez es más complicado captar su atención y lograr que se enfoquen en nosotros, los medios de comunicación.

Ese engagement o share of time es uno de los grandes desafíos de estos tiempos. La innovación de formatos y plataformas es otro de los grandes retos. Entender que cada vez más las audiencias nos consumen a través de sus celulares, de pequeñas pantallas y múltiples pantallas, y que necesitamos descubrir nuevas maneras de hablarles a través de esas pantallas.

El mundo pasa por un momento en el que, aunque existe “libertad de expresión”, los medios están creciendo de la mano del poder y en muchos casos esta estrecha relación impide que se cuente toda la verdad. Ya no es una cuestión de “libertad de expresión”, sino de independencia. Desde tu experiencia trabajando en grandes medios de comunicación, cubriendo temáticas que implican a los gobiernos, a poderosos y asuntos “oscuros” ¿Cómo separarse y crear ese límite entre el poder y el periodismo?

Wow. Esa pregunta es bien difícil de responder y eso es porque tiene que ver con la ética de cada uno y con la ética del medio.

Por definición, los medios deben ser siempre opositores desde mi punto de vista. Y con esto, lo que quiero decir es que deben estar en la vereda opuesta al poder para ser capaz de ejercer uno de sus roles más importantes: funcionar como un contralor de quienes deciden la vida de las personas y los destinos de un país, provincia o jurisdicción.

Y controlar no significa decir que todo está mal o está errado. Controlar es verificar lo que funciona y lo que no funciona, lo que perjudica a muchos o no perjudica, ser ese fiscal capaz de levantar cargos o no según los méritos del caso.

Y quiero dejar en claro que no soy partidaria de la idea de la imparcialidad. Eso es imposible. Lo mismo que la objetividad. No existe. Uno debiera ser lo más imparcial posible y lo más objetivo posible, pero somos sujetos y tenemos siempre esa carga de individualidad en nosotros y en la manera de narrar noticias. En cada palabra que utilizamos hay una elección y esa elección no es inocente. Puede ser inconsciente pero no inocente.

En el caso de los medios allegados al poder, hay una decisión consciente por favorecer al gobierno que pone más dinero en el bolsillo del dueño de una radio, una TV, un diario, etc, para que pueda enriquecerse. Y en muchos casos, ni siquiera es el medio de comunicación; lamentablemente, hay periodistas que reciben dinero de políticos y gobiernos a cambio de contar ciertas informaciones en forma de noticia. Allá cada uno, medio o periodista, con su ética y su conciencia.

Como periodista creo que tenemos herramientas suficientes para tratar de evitar ese tipo de situaciones. Y ante la presión por contar una historia de una manera u otra, que a uno no le parezca ética siempre tenemos la opción de retirar la firma, de reportear con un estilo diferente para que no se nos asocie a historia. Muchas veces los periodistas no pueden renunciar porque necesitan el dinero para mantener a sus familias, y lo entiendo. Pero siempre hay opciones para alejarse de esas prácticas.

¿Qué pueden esperar los asistentes del X Encuentro de tu ponencia y del taller que dictarás?

Espero poder darles herramientas necesarias para adentrarse en el mundo del storytelling. Y que eso les ayude a la hora de tener que plasmar una investigación de una manera interesante y atractiva para las audiencias.

Vamos a compartir tendencias, ejemplos y modelos de lo que estamos haciendo los medios líderes. Y me incluyo junto a GFR Media porque la empresa en la que trabajo es un ejemplo a seguir en incontables aspectos.

 Quiero contarles experiencias y anécdotas que me han sucedido y que creo pueden ocurrirle a cualquiera. Me gustaría también que abordemos un tema que para mí es fundamental y que como, fellow del Dart Center de la Universidad de Columbia, me veo en la obligación de ayudar a expandir: cómo narrar historias vinculadas a tragedias, violencia, abusos y trauma.

También quisiera ayudarlos con proyectos que tengan en mente o en proceso, y/o a desarrollar proyectos de coberturas especiales. Sería un éxito para mi si logramos que cada periodista se lleve el diseño de un proyecto de “ensueño” con todas las herramientas y pasos a seguir para poder completarlo de la forma más innovadora posible y en un plazo cercano.

Mira el especial sobre los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

Mira aquí su portafolio de trabajo. 

 

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